Cuenta la leyenda que, desde hace mucho tiempo, existe una organización secreta que intenta acabar con la vida del automóvil tal como lo conocemos. Su principal accionar son los perros. En su mayoría los callejeros que se ven envueltos en esto por necesidad, pero tambien los bien domesticados, los más "decentes" que viven en el seno de una familia humana. Esta gente de élite y sombría les pagaría con algo (uno supone que con alimentos) convenciéndolos con esos silbatos silenciosos para el oido del hombre de llevar adelante tan ambiciosa misión. Y los perros responden, tal como los vemos todos los días, ladrando a cada auto que pasa por la calle, corriéndolos e incluso intimidando a quien maneja a detener el vehículo. Como que intentan agarrarlos con los dientes entre ladridos tan feroces y muchas veces también les cuesta correrse del camino. Lo que más me inquieta es realmente la paga, ¿qué tan valiosa será como para dedicar el día a esto? ya que no sólo los vagabundos lo hacen, sino también muchos de los gordinflones y peludos hocicos que asoman desde las rejas de sus casas.
Me han dicho que detrás de todo ésto podría estar la cúpula de la industria de las bicicletas, con su objetivo de llevarnos a todos a dejar los autos. Pensándolo bien sería doblemente beneficioso, optar por un modo mucho más sano y a la vez menos contaminante de transitar por el planeta, a quien tanta falta le hace respirar aire puro nuevamente. Los perros que ladran a las bicicletas, que no son pocos, serían aquellos disconformes con lo que recibieron, engañados, o que quizás nunca cobraron, por lo que muchos hasta llegan a morder a los inocentes ciclistas de tanta bronca.
En fin no lo sé, pero mientras no tenga auto supongo que no me preocupa la conspiración, aunque sí tengo perros, será cuestión de reflexionarlo con ellos y otro día les cuento qué encuentro.
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